Descansamos
y
repusimos
fuerzas
en
un
hotel
en
Penitentes
para
que
después
de
dos
días
visitar
El
Puente
del
Inca
que
es
una
formación
rocosa
que
forma
un
puente
natural
sobre
el
río
Las
Cuevas
y
la
famosa
estación
termal.
Nos
adentramos
en
el
parque
natural
de
Horcones
para
ir
pernoctar
en
confluencia
3500
metros,
instalando
nuestras
tiendas
fuera
de
lo
que
sería
el
campamento
oficial
de "confluencia".
Al
día
siguiente
ascendimos
hasta "Mulas" 4.300
metros
donde
se
encuentra
el
campo
base.
El
mal
tiempo
nos
estuvo
acompañando
prácticamente
los
días
que
duró el
resto
de
la
expedición.
El
ascenso
a "Nido
de
Cóndores" fue
al
menos
para
mí una
ascensión
sin
ningún
tipo
de
complicaciones
lo
que
me
hacía
presagiar
una
ascensión
al
Aconcagua
sin
grandes
problemas.
Pero
las
dos
noches
que
pasamos
en
este
campo,
acabaron
con
mis
aspiraciones
ya
que
psicológicamente
me
vine
abajo
y
a
pesar
de
iniciar
el
ascenso
hacia "Berlín" con ánimos,
me
di
la
vuelta
a
mitad
de
camino.
Todas
mis
ilusiones
se
habían
venido
abajo,
y
me
volví a
casa
con
la
sensación
de
un
fracaso
a
pesar
de
haber
disfrutado
muchísimo
pero
que
quizás
no
volvería
a
tener
la
oportunidad
de
volver
a
esta
montaña.
En
el
año
2002
después
de
las
congelaciones
en
el
Everest,
quise
probar
cual
sería
el
comportamiento
de
mis
manos
en
la
montaña,
y
el
4
de
febrero
yo
solo
salí de
Bilbao
destino
Mendoza.
El
día
6
entré en
Horcones
y
pernocté la
primera
noche
en
el
campamento
de
Confluencia.
El
día
7
continué la
marcha
hasta
el
campamento
base
de "Mulas".
El
día
8
a
la
mañana
ascendí a
Nido
de
Cóndores
(5350
metros),
instalé la
tienda
y
estuve
hasta
el
atardecer
allí aclimatando,
sacando
fotos
y
disfrutando
del
paisaje,
pues
aunque
había
nevado,
el
día
era
soleado.
Volví al
campo
base
a
descansar
y
al
día
siguiente
(día
9)
subí de
nuevo
a
Nido
de
Cóndores
y
con
la
intención
de
no
volver
al
base.
Dormí esa
noche
a
5350
metros
y
al
día
siguiente
(día
10)
me
encontraba
con
muchas
ganas
y
subí hacia
Berlín,
con
el
miedo
metido
en
el
cuerpo,
pues
fue
el
lugar
donde
me
volví la
vez
anterior.
Y
a
pesar
de
que
había
bastante
nieve
que
me
tuve
que
calzar
los
crampones,
la
ascensión
fue
muy
rápida
y
llegué muy
pronto
a
Berlín
5800
metros,
como
no
había
mucha
gente
y
el
refugio
de
madera
de
mayor
tamaño
estaba
vacío,
me
instalé allí.
Pasé la
noche
con
intensión
de
ir
hacia
la
cumbre
al
día
siguiente
(día
11),
pero
sobre
las
6
de
la
mañana,
al
despertar,
me
percaté de
que
las
condiciones
meteorológicas
habían
cambiado
y
de
qué manera.
El
día
desde
luego
no
era
el
más
adecuado
para
atacar
la
cumbre
por
lo
tanto,
después
de
valorar
la
situación
con
un
grupo
Argentino
que
allá se
encontraba,
decidimos
quedarnos
un
día
más
y
esperar
al
día
siguiente.
Al
mediodía,
bajó un
ciudadano
Chileno,
que
se
había
atrevido
con
el
ascenso
a
la
cumbre,
con
unas
congelaciones
en
las
dos
manos
que
me
parecieron
muy
graves,
este
andinista
se
había
dado
la
vuelta
en
la "gran
travesía" porque
ya
notaba
las
congelaciones.
Lógicamente
ese
hecho
hizo
replantearme
mi
situación
de
las
manos
y
que
dos
meses
antes
había
sufrido
una
de
mis
múltiples
intervenciones
quirúrgicas.
La
decisión
la
tenía
muy
clara,
si
no
ocurría
nada
extraño,
al
día
siguiente
saldría
hacia
la
cumbre,
eso
si
bien
protegido,
con
unos
buenos
guantes
y
con "calientamanos".
Así fue,
el
día
12
a
las
7,30
horas
de
la
mañana,
inicié la
ascensión
junto
con
un
grupo
que
había
llegado
el
día
anterior
a
Berlín.
Al
llegar
a "Independencia" me
parecía
que
el
ritmo
era
un
poco
lento
para
mí,
lo
que
decidí poner
mi
ritmo,
a
la
mitad
de
la
gran
travesía,
ya
me
percaté que
el
grupo
se
había
quedado
bastante
atrás,
pero
delante
de
mi
iban
algunas
personas
lo
que
me
tranquilizaba
pensar
que
no
estaba
solo.
Llegué al
inicio
de
la "canaleta" donde
descansé un
poco
junto
a
otros
dos
andinistas
que
allá se
encontraban.
Las
sensaciones
que
tenía
eran
buenas
y
con
muchas
ganas
de
continuar
e
inicié sólo
la
marcha
pues
los
demás
se
quedaron
descansando
algunos
minutos
más.
Al
finalizar
Canaleta,
en
el "Filo
del
Guanaco" la última
travesía
antes
de
llegar
a
la
cumbre,
vi
que
detrás
como
a
10
minutos
venía
otro
andinista.
Por
fin
llego
a
la
cumbre,
son
las
13,
30
horas
y
delante
de
mí estaba
la
cruz
que
denota
el
punto
más
alto
del
continente
americano.
El
día
es
excelente,
aunque
comienzan
a
verse
algunas
nubes,
no
hay
ni
gota
de
viento
y
después
de
observar
la
vistas
desde
la
cima,
saco
la
cámara
de
fotos
y
comienzo
con
el
ritual
de
siempre,
fotos
de
todo
el
paisaje
de
alrededor,
las
fotos
con
mis
patrocinadores
y
con
mis
banderas,
como
estaba
solo,
puse
las
banderas
sobre
la
cruz
e
hice
unas
instantáneas,
pero
a
los
pocos
minutos,
llegó un
andinista
argentino,
con
lágrimas
en
los
ojos,
pues
si
para
nosotros
es
importante
llegar
a
una
cumbre
de
esas
características,
para
ellos
es
algo
más
que
tocar
el
cielo
de
América.
Nos
abrazamos
y
nos
felicitamos
y
comenzó un
intercambio
de
filmaciones
y
fotografías.
Después
de
un
buen
rato
en
la
cumbre,
inicié el
descenso
porque
comenzaba
a
complicarse
el "tiempo" llegué a
Berlín
recogí mis
cosas
y
seguí hasta
Nido
de
Cóndores
allí desmonté la
tienda
que
llevaba
cargué todo
en
la
mochila
y
para
las
19,30
horas
estaba
en
el
Base
de
Mulas. ¡¡Objetivo
Cumplido!!
Uno
de
mis
objetivos
fue
hacer
la
montaña
en
solitario,
y
lo
había
conseguido,
pero
juré y
perjuré que
nunca
más
volvería
a
una
gran
montaña
solo,
es
muy
duro
no
tener
compañía
aunque
iba
a
otras
tiendas
para
charlar
con
otros
montañeros,
pero
la
sensación
de
soledad
no
te
la
quita
nadie.
Eso
sí,
quizás
esa
situación
hizo
que
en
tan
solo
6
días
desde
que
entré en
el
parque
de
Horcones,
consiguiera
la
cumbre
y
me
encontrase
descansando
el "Mulas".
Para
el
día
15
me
encontraría
en
casa.